Como ya comenté en el post anterior, yo encontré la publicidad de casualidad, pero una vez que la conocí, me di cuenta
que ya no habría marcha atrás y que esto marcaría un antes y un después.
Al igual que todo el mundo, siempre había sido una consumidora pasiva de
la publicidad, hasta que ese sentimiento despertó en mí. Aunque debo reconocer
que igual esta afición, tenía sus precedentes. No me avergüenzo en reconocer que pertenezco a ese
extraño grupo de personas que no “zapea” en los cortes publicitarios, que se
sabe las frases y canciones de la mayoría de los anuncios de la televisión y que
adora entrar en el cine antes de que empiece la película sólo para ver la
publicidad en la gran pantalla. Vamos, lo que el resto de la sociedad cataloga
como Friki.
Y aunque muchas son las razones que hicieron que me decantase por
estudiar esta carrera, debo destacar las que creo más importantes.
Una de ellas, es esa sensación de
libertad, al crear mundos sin crisis, sin paro, sin deudas,… de crear un mundo mejor, aunque sólo
sea durante apenas unos minutos. Es crear espacios en los que uno sea capaz de
olvidar sus problemas, crear ciudades en las que la parada del autobús sea “el
salón del trono” o donde hacer deporte subiendo escaleras, sea tan fácil como
hacer sonar un piano.
La memorabilidad, es decir, el
ser recordado ya no sólo por tu nombre, sino por tu obra. Y es que posiblemente
la gente no sepa quién es Oliviero Toscani, pero sí recordará esas polémicas
campañas de Benetton que han dado tanto que hablar.
Dicen que la curiosidad mató al gato, pero a mí por ahora sólo me ha traído cosas buenas. Ya que gracias a ella he conocido diferentes ciudades y países, gente de todo tipo que me han ido formando y por las cuales soy ahora como soy. Y es que siempre he sido una persona curiosa que se hacía las 6 famosas preguntas (¿Qué?, ¿Por qué?, ¿Quién?, ¿Cuándo?, ¿Dónde? y ¿De quién?) antes de saber que serían tan importantes.
La comunicación. Seguramente
no seré la persona que mejor hable, puesto que cuando me pongo nerviosa tiendo
a hablar muy rápido y vocalizar poco, pero nunca me ha costado salir ante 100
personas a exponer y/o vender mis ideas. Aunque gracias a la carrera, año tras
año ese nerviosismo ha ido desapareciendo, mejorando así dicha habilidad.
El trabajo en equipo.
Personalmente esta es la faceta que más me gusta de esta profesión. Y es que
siempre he sido una persona que necesita relacionarse continuamente. Soy de
esas personas que "no callan ni bajo el agua", de esas que hablan mientras duermen
y que necesitan sociabilizarse incluso cuando están en la sala de espera del
médico o haciendo cola para entrar al baño en una discoteca. Y esta carrera,
para bien o para mal, ha desarrollado ese aspecto en mí. Mucha gente prefiere
hacer trabajos individuales, donde es uno mismo quien marca el ritmo y las pautas.
En mi caso, esto ocurre muy pocas veces. Y es que me siento mucho más cómoda
trabajando en equipo, donde el todo es la
suma de las partes.
Podría estar horas y horas escribiendo sobre por qué quiero dedicarme al mundo de la publicidad. Posiblemente mi repertorio aumente con el paso de los tiempos, ya que esta vocación va aumentando día tras día, así que me despido con la mítica frase de la película Toy Story, "¡Hasta el infinito y más allá!"
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